La elección de la reina de la Fiesta de las Colectividades no debe concebirse bajo ningún punto de vista como un concurso de belleza. El espíritu de la Fiesta es rescatar y otorgar valor a la interculturalidad poniendo en común tradiciones y especificidades de cada país. La elección de la Reina de las Colectividades no escapa a esa lógica, y es por ello que no se premia, ni se reconoce la belleza, sino, más bien, se estimula la difusión de las idiosincrasias de las diferentes colectividades intervinientes.

No se imponen condiciones de ningún tipo en cuanto a medidas, edad, vestimenta, ni nada que pudiera alimentar estereotipos relativos a la mujer.

La solicitud al jurado es específica: Tienen la responsabilidad de elegir a la candidata que mejor represente los valores de la fiesta y sepa ser una fiel embajadora de la historia y tradición de su país. La vestimenta típica que porta cada una de las aspirantes y la forma de lucirlo es otro factor a tener en cuenta al momento de consagrar a la soberana.